martes, 28 de abril de 2009

Celebración

En estos días miasmáticos de gritonerías y un plomo difundido, arriba al Valle de México la primera buena noticia:

La luna ha abandonado su velamen un tanto cruel e irresponsable

y llega sonriendo

con toda su fiebre dental

como un rostro amoroso que entiende que no hay de qué preocuparse...

Porque será el hombre equivocado, y no la tierra, quien termine.

La vida es todos los sonidos de la vida.
Intensamente.

Mientras haya música permaneceremos protegidos. Todavía búfalos.

Ser tábanos es vibración digna. Gritar es digno. Gritar es tábano.

lunes, 27 de abril de 2009

Observaciones

Ser gloriosos es obligatorio, porque faltan pinos.


¿Y Li-Po?


Renato Leduc iba a las cantinas a escribir poesía.
Yo pierdo el tiempo.


De veras hay que detenerse a observar. A sólo observar sin discurrir. Detrás del hervidero de vanidades y ladridos, comienza la vida.


Escucho un saxofón etiope ya famoso. O más o menos. Enflautado.
Salto.


Hablar con mujeres hace el poema.


Y así, a como van de cráteres las cosas, somos indispensables: necesitamos hacer el amor a cada hueco, para que no sea más sino un recodo del agua —pura papaya.


Sólo hay que hablar para hacer reír. Altos, como faroles irradiando una paciencia.


No hay río sin labios.


Llevándome hacia adentro en la vagina ilímite del viento...


Conjuro el abrazo hasta sin canción, con el abrazo en los puros huesos.


Huesos colorados. Me alzo.


Además de sitiados, la luna sigue retrasando su llegada.

miércoles, 8 de abril de 2009

Todo en el mundo son voces

No recuerdo cuándo fue la primera vez que tuve ideas sobre la vastedad del mundo. Ahora no pienso en otra cosa. Todo en el mundo es relieve, cada color es un cauce resultante de la misma energía inventiva que deifica a los hombres: manoteantes, mortales, confusos, pero vestidos, gastronómicos, musicales y airados contra la pintura y el pensamiento rectilíneo.
La cultura es crecimiento.

Y este cuaderno de notas, eso: un testimonio más entre los incontables de que la vida no termina y sus límites interpretativos son una nueva, a veces contenta, hasta afortunada, equivocación. Es mi derecho a poblar el espacio con manchas de tinta. Y una prueba, reto constante, a mi capacidad de oidor, que reproduzca y traiga a la admiración por un país lleno de absortos baila'ores.

Ya que existen las opciones, tomémoslas, y hagamos con ellas un universo en expansión comunicativa, donde cada rostro quepa y los puentes hagan la sobrepoblación.
Por si es que vivir es una capacidad. La altanería del silabeo y la canción. Del baile que descoyunta la forma del cuerpo.

Sea un nuevo cantante bienvenido al coro.