miércoles, 8 de abril de 2009

Todo en el mundo son voces

No recuerdo cuándo fue la primera vez que tuve ideas sobre la vastedad del mundo. Ahora no pienso en otra cosa. Todo en el mundo es relieve, cada color es un cauce resultante de la misma energía inventiva que deifica a los hombres: manoteantes, mortales, confusos, pero vestidos, gastronómicos, musicales y airados contra la pintura y el pensamiento rectilíneo.
La cultura es crecimiento.

Y este cuaderno de notas, eso: un testimonio más entre los incontables de que la vida no termina y sus límites interpretativos son una nueva, a veces contenta, hasta afortunada, equivocación. Es mi derecho a poblar el espacio con manchas de tinta. Y una prueba, reto constante, a mi capacidad de oidor, que reproduzca y traiga a la admiración por un país lleno de absortos baila'ores.

Ya que existen las opciones, tomémoslas, y hagamos con ellas un universo en expansión comunicativa, donde cada rostro quepa y los puentes hagan la sobrepoblación.
Por si es que vivir es una capacidad. La altanería del silabeo y la canción. Del baile que descoyunta la forma del cuerpo.

Sea un nuevo cantante bienvenido al coro.

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