lunes, 17 de agosto de 2009

Posmito

La poesía ha de ser triste, porque la vida lo es.

La han degradado los dilapidarios con su hoja de cálculo, manta universal.

Y el arte, pues, incluso buscando las grandes transparencias, el trombón elemental sangrando, no ha de ser jamás diferente de una espátula o una espina dorsal.

El poema es un tenedor, y la imaginación, que lo hace fulgir, no olvidará jamás que no es el enemigo el estiércol, sino la muerte, el desamor y la política del capitalismo multinacional, en su revuelo microtecnológico culpable de arritmia.

El canto más sublime del poema no olvidará jamás su gestación en el útero putrefacto de la realidad, Ciudad Capital abre sus girasoles de neón desde las 4 p.m., visite su centro comercial, señor juez... The customer is always right.

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