jueves, 10 de junio de 2010

Reseña musical

Todos esos marcos y citas y sistemas están muy bien, pero ¿qué con los cuatrocientos conejos de la embriaguez (Gustavo Sainz), con las chingo mil otras formas de pararse arriba de una guayaba, como Os mutantes,

con
los
cinco
mil
sentidos

que perdimos al nacer?

Ya lo dijo, de la putrefacción a la ilusión, el panalero con flauta en su falo de Gonzalo Rojas:

"Somos otro sol".


¿Y entonces qué haces ahí parado, esperando la autorización para poder entrar a las oficinas donde han de explicarte el espectáculo del mundo?

¿Cuándo has visto a un mendigo trabajar?

Y Jodorowsky no está invitado, por supuesto, a la boda.

Que mueran las Embajadas y el derecho internacional.
Que viva Pablo Neruda con su cara de respiración. Ciudadano del mundo, ¿o qué? De nuevo el otro sol en la sala de espera solicitando la autorización.

Que Sam Lowry le muerda los senos a la legumbre.

Somos otro sol acariciando el cosmos en las figuritas del mantel.

¡Texturízala!
¡Ah caray con el Rex de las texturas, aquel barquito que cimbró al pueblo en la película de anécdotas, Amarcord, de don Federico Fellini con Tulum en la cabeza!



Con el versito mutante no tendríamos suficiente, pero vendría bastante.
Dale de comer a tu gorrión, el de la planta carnívora en la frente del pecho.

Brindis por la playa en el cielo.

Todas las hamacas son portátiles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario