domingo, 21 de junio de 2009

Apuntes Despuntes Pelos de elote

Conflicto: el conflicto existe. Hay que entonces enredarse en él, pero contando con todos los huesos y la astucia para sacudirse:

El mundo es de los audaces: Apetito de gloria y montaña, de Dios —fundirse en esa sustancia común, donde honestamente participa, porque es, el todo; y resolver la trayectoria visual en lejanías insospechadas, en lejanías procaces—, ubicuos hasta difuminarnos y terminar transparencia, sin angustia. Apetito de ser leones y cabras.

En la soledad no llueven ciertas guayabas, pero otras lagunas, verdes o no, con lodo respiratorio, lianas, libélulas, ruidos húmedos, extienden su párpado, y ensayan chorros como adelantando futuro. Grumos acuosos que devendrán delfín...

El orgullo de haber inventado el desierto.

Es cierto que la fuerza verbal construirá futuro y leche, porque la fantasía es otra instancia (infancia) verdadera, enflautada y de gozos que tiemblan, temen, silban, mordiendo liendres y brincando —espadas, impuestos, charcos.

Hay que ser botánicos naturalistas en un mundo al que se le acaban las arañas, el tiburón, las manos sin relojes pulsera (a ti te regalan para el cumpleaños del reloj). En un mundo en que toda pulsera ha olvidado relatar, en crónicas deleite, el pulso.

El orgullo verbal será cierto porque el pensamiento es un ámbito capaz de expresar biofilia, biomanía, cosmos. Suponer amor.

Reflexión para entregar honestidad a un mundo que se disuelve en combustiones aceleradas de ingenio electoral.

Poema para entregar un helecho parado de manos.
Un helecho estrepitoso, quejándose como un anciano altanero en la incómoda reducción de un mercado.

Chocar dos vocablos espléndidos y recibir heridas de música, bocanadas, puños del viento, oleaje tumbando el corazón. Un nuevo aliento a infundirse en el pecho de otro Adán...

Lenguaje es una de las extensiones del hombre, lozana, y su capacidad de suponerse en ímpetus de trébol y almeja, humos sin recorte que crecen sin veneno, es otro nombre para las piernas.

Insufla vida en el poema sólo para que el poema vuelva, alimentado y plumífero a su océano original. No olvides dotar de aletas, esqueleto furioso, al pez. No escatimes en su formación el amaranto.

Fundación del entusiasmo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario