lunes, 19 de agosto de 2013

Salutación

Lo hermoso de escribir no sirviendo para nada: recolección del fragmento permanente sin salidas. No sin albur, hay que arrastrar un carrito (cromado) de supermercado hacia el centro del palacio para no olvidar que la elegancia es impostura que divide y valen más los chapoteos del elefante mal alimentado. Devociones en temblor de carne. Dejarse ir por una sinrazón febril, la única emoción del día. Dejarse ir aquí sentado. ¿Mi vida mejorará si compro un reloj de vaquita y un escritorio? Un reloj con las correas moteadas, como las reses, y un escritorio cualquiera, hasta vil, donde poner una lámpara y estampitas para no olvidarse de que trabajar cómodamente puede ser feliz, derretido, endemoniado y paridor. La tontería paralizante entrará de todas formas por cualquier otra parte, como las aspas del ventilador inexistente, por ejemplo. Horrible paseo mental por el regocijo del yo. No más.

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